Amado ego

Por Jana Casares

Decía el maestro sufí Rumi: “Debajo de tu casa hay un tesoro oculto con el que podrás construir miles de casas. Pero el tesoro está debajo de ella y no hay más remedio que derribarla para encontrarlo”. No lo demores más.

El Yoga como camino acepta el ego, que ha sido parte de nosotros mismos desde que empezamos a adaptarnos socialmente. Ya de pequeños, lo desarrollamos para crear una identidad diferente a la de nuestros padres y hermanos.
A medida que crecemos, lo vamos adornando con diferentes gustos o ideas que nos ayudan a sentirnos incluidos en un grupo o diferenciados de otro. El ego es como la piel, el límite entre tú y yo.

Un ego fuerte y poderoso es lo que necesitamos para trascenderlo. Sólo un ego con gran deseo de libertad puede tener la valentía de cuestionarse a sí mismo. “Quizás no soy lo que creo y solamente soy…”. La rosa florece sin un porqué. Lo simple se articula antes de que sea tomado por el pensamiento. Pero la mente se pregunta: ¿dónde está el ser humano en este acontecimiento? Cuando la mente se convierte en nada, no porque ya no está, sino porque está verdaderamente presente en todo, el límite entre tú y yo ha desaparecido.

Ilustración de Jana Casares.
Ilustración de Jana Casares.

Personalidad viene de persona, vocablo latín que quiere decir máscara. En los antiguos teatros las máscaras eran muy importantes porque, por un lado, amplificaban la voz del actor; y por otro, definían expresiones que de otra forma era imposible que vieran los espectadores del fondo del teatro. Detrás de nuestro ego, nuestra mascara, estamos nosotros. Y nunca nos veremos reflejados en el espejo a no ser que nos la quitemos.

El primer paso es aceptar que llevas una máscara. Y no sólo aceptarlo: darte cuenta de lo útil y necesaria que ha sido en muchas ocasiones y de lo desdichado que te ha hecho en muchas otras. Aquí el papel de la observación es fundamental para darle una nueva visión a lo antiguo.

Si la palabra meditación no te produce demasiado rechazo, acepta una técnica como guía en tu proceso. Así tu mente será el estudiante y el objeto de estudio. De forma natural dejarás de alimentar tu ego. Nunca podremos destruirlo porque sería hacer una especie de suicidio. Por eso Shiva -el creador del Yoga- danza; a la vez que un pie se alza sobre el cielo y el otro se apoya sobre un demonio. Shiva mantiene sujeto al demonio, la mente, pero no intenta acabar con él.

Podemos darle un nuevo papel a la mente: dejemos que sea nuestra sirvienta para no convertirnos en sus esclavos.

(Me reservo el derecho a cambiar de opinión en cualquier momento).

www.janacasares.carbonmade.com
www.balancestudio.es

 

Comentarios

Brock
Respuesta

Gracias, Jana,

Me gusta tu perspectivo en el ego

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