Por Mònica Fusté

Crecer, expandirnos, soñar con nuevas ilusiones, plantearse nuevos retos y aventuras… Son necesidades esenciales que todos tenemos. Nuestra naturaleza inherente es el cambio continuo, como los árboles, que crecen de forma natural sin resistirse. En este planeta, todo lo que no crece muere. Sin embargo, a menudo, nos acomodamos en nuestra zona de comodidad, y sin darnos cuenta empequeñecemos nuestra vida.

Por mi experiencia en el coaching, la mayoría nos conformamos con poco, y si la vida no nos enfrenta a alguna adversidad, perdemos la oportunidad de sacar toda nuestra grandeza. Nos autolimitamos por miedo y pasamos a vivir en una prisión mental que no nos satisface. En la zona de comodidad ni crecemos ni nos fortalecemos. Nos quedamos igual viviendo en la inercia de la rutina. El precio de no hacer nada es desperdiciar la propia vida. Poco a poco nos vamos apagando y abandonamos nuestros sueños de la infancia. Es muy triste morirse sin haber cantado nuestra canción, y lo peor es que los culpables somos nosotros mismos, que nos silenciamos.

Como decía Richard Bach: “Romped límites, haced saltar las barreras de lo que os constriñe, movilizad vuestra voluntad, exigid la libertad como un derecho, sed lo que queréis ser. Descubrid lo que os gustaría hacer y haced todo lo posible para conseguirlo”.

Fuera de la zona de comodidad hay un mundo de infinitas posibilidades. La gran debilidad de la sociedad actual es la búsqueda de gratificación inmediata y huir de la disciplina, la perseverancia y la voluntad que se necesitan para crear un futuro mejor. Si no eres capaz de aguantar la incomodidad temporal de adentrarte a lo desconocido tampoco estarás del todo vivo/a ni descubrirás tu potencial.

Para sentirte realmente vivo/a, es importante que te pongas retos que te hagan ir más allá de ti mismo, de ti misma. Puedes desafiarte por ejemplo haciendo algo que nunca hayas hecho o que consideres imposible, o puedes dejar que la vida te presente alguna adversidad que te obligue a superarte. Siempre tienes dos opciones: 1) atender la llamada a una nueva aventura y mejorar tu vida o 2) ignorarla y resistirte al cambio. Si eliges la segunda, vas a sufrir. Si al contrario, te atreves a un nuevo desafío, vas a fluir y la vida te ayudará. ¿Qué eliges: ir con la vida o ir a contracorriente?

Para superarte e ir más allá de ti mismo/a, pregúntate:

-       ¿Cuál es el área de tu vida que no te satisface y te conformas?

-       ¿Qué supondría un salto cuántico en tu vida?

-       ¿Qué cambio te daría más seguridad si lo consiguieras?

-       ¿Qué cosas “imposibles” has hecho posibles a lo largo de tu vida?

¡No esperes más! Nunca es tarde para cambiar y crear mejores resultados en tu vida. Como decía W. Shakespeare: “Sabemos lo que somos pero no lo que podemos llegar a ser”. ¡Adelante con fuerza y coraje!

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