Nubes oscuras

Por Salvador Casado

Las nubes que pasan sobre nuestras cabezas pesan habitualmente más que un buque de guerra, sin embargo, se mueven con tal majestuosidad que es casi imposible imaginar el gran poder que esconden.

Lo más común es ver nubes blancas, vaporosas, ligeras y livianas. Pero también hay nubes negras, como en la vida misma. Cuando esas nubes anidan en nuestro corazón en forma de sombrías expectativas, pensamientos circulares o agobios perennes corroen nuestras defensas y nos hacen sentir agotamiento.

Muchas personas sienten un enorme cansancio existencial. Pese a gozar de buena salud, comer bien, tener ropa y cobijo adecuados, familias y trabajo, se sienten agotadas. ¿Será la primavera, será el final de vacaciones, será la caída de la hoja? Humildemente, pienso que es el enorme peso de la levedad humana, esa condición que nos convierte en seres conscientes, tremendamente frágiles por conocer que somos limitados.

Es verdad que el comienzo de la primavera puede agotar, como también lo hace un jefe exigente, una pareja malencarada o una bebé llorona. Pero lo que más nos cansa en la vida es perder el sentido, el equilibrio, la sensación de saber a dónde vamos.

© Joan Albert Lluch – Fotolia.com
© Joan Albert Lluch – Fotolia.com

Tal vez si fuéramos capaces de mirar atentamente las nubes oscuras que rondan a cada cuál nos daríamos cuenta de que son terriblemente bellas, y que por muy grande que parezcan no dejan de ser un poquito de rocío que la brisa transporta en un rincón del universo.

 

Nubes oscuras
acongojan tus días
sigue adelante

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