Mónica Esgueva: “Todos los caminos empiezan por un deseo”

Por Sónia Marquès Camps

“Todos los caminos empiezan por un deseo, los deseos son emociones, y las emociones son el motor que mueve el mundo”, dice Mónica Esgueva, autora de Los 3 pilares de la felicidad (estrategias para hacer de tu mente tu mejor aliada), su último libro, a través del cual aporta luz al entresijo de la mente humana. También en esta entrevista, porque “una mente lúcida es lo único que reconforta”.

Reconforta comprender lo que nos pasa.
Y poder aceptar las sombras. Sentir las emociones y permanecer inalterable.

¿Qué aporta la mente racional a los sentimientos, a la parte emocional?
Para los tibetanos, el corazón es parte de la mente; no están separados. Para mí, también está todo unido; las emociones a veces surgen solas como mensajes del inconsciente, pero la mayoría de las veces las alimentamos a través de nuestros pensamientos obsesivos. Están completamente interrelacionadas, mente y emociones se interrelacionan. En realidad, todo forma parte de la mente. Está el lado más racional. Y la parte abstracta o emocional. La parte que no puedes a veces describir con palabras, pero la puedes pintar, o la puedes expresar con música, por ejemplo.

Cuesta hacerse una imagen…
El corazón forma parte también de la mente, de la menos racional, el lado derecho del cerebro. El lado izquierdo es el estructurado, el de las matemáticas, el del lenguaje. El otro lado, al que casi no damos importancia en esta sociedad, es tan poderoso… Es el que capta cosas, aunque nosotros no nos percatemos. Y luego tenemos intuiciones y decimos: ¿de dónde he sacado esta intuición; me la acabo de inventar? Y es que he estado sacando muchísima información a nivel inconsciente, y no puedo ponerlo en palabras. Sin embargo, esta información está ahí, sale cuando la necesito, pero no a través de las mismas vías por las cuales sale el pensamiento racional.

Es fantástico eso que dices en el libro de que el cerebro puede cambiar a cualquier edad.
Todo es posible cambiarlo. Es una de las grandes noticias de las neurociencias; el cerebro puedo cambiar a cualquier edad. Pero hay que poner esfuerzo. Conocer la teoría es importante porque es la que nos hace cuestionarnos; nos da la base, el primer click, que viene del darse cuenta, ya que sino haces todo en automatismo, en piloto automático, siguiendo un patrón que ya está insertado en ti. Hasta el momento que no te des cuenta no puedes cambiar nada, eres sujeto de tus patrones inconscientes. Es importantísimo darse cuenta de por qué me estoy cayendo siempre con la misma piedra, o de por qué me encuentro el mismo tipo de personas con las que no me llevo bien, o de por qué encuentro los mismos obstáculos siempre en el camino.

“Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”, pones en el libro.
Sí, es una cita de Jung. Mientras eres fruto de tus patrones inconscientes no tienes ninguna libertad; eres esclavo de estos patrones. Cuando me libero de ellos, adquiero libertad, puedo cambiar. Es decir, primero está la toma de conciencia. Cuando sé lo que quiero cambiar, busco cómo lo puedo cambiar, pues lo conviertes en el foco. Solo se puede cambiar algo cuando lo conviertes en tu prioridad. Si no lo es, no lo vas a cambiar. El siguiente paso después es la práctica. Repetir el nuevo comportamiento muchas veces hasta que se convierta en el nuevo automatismo.

Con la dinámica y las prisas del día a día, ¿cómo se puede mantener este foco de deseo de cambio; cómo establezco esta prioridad en mi rutina?
Empiezas a sopesar y te preguntas cuan importante es esto para mí. Y si consideras que no es tan importante, lo vas a olvidar seguramente por el camino. Es verdad que el día a día absorbe y te hace olvidar tus prioridades. Por eso a veces es necesario el trabajo con el compromiso con alguien. Y recordar cada día en lo que estás trabajando y que es fundamental hacerlo; recordarlo como un mantra. Si realmente consideras que es una prioridad, va a tener sitio en tu agenda. Además, si esperamos a cuando tengamos tiempo…, nunca tenemos tiempo.

Cuanto más prisas y más difícil es el día a día parece que nos centramos más en nuestros objetivos y que tenemos menos tiempo para los demás.
Todos tenemos que elegir, tenemos el poder de elección, y decidir qué es prioritario. Y a veces nos tenemos que dar cuenta de que ayudar es primordial, porque ayudar nos ayuda a nosotros también. Es una de las pocas cosas que satisface permanentemente. Ni siquiera cumplir los deseos individuales lo consigue. Porque lo que ocurre es que cuando conseguimos uno, cualquier meta, dura poco tiempo la satisfacción que esto produce; enseguida ya estás pensando en otro deseo. Nuestra energía se va ahí. Nunca estaremos en paz. Sin embargo, cuando ayudas a los demás esto te da mucha serenidad, mucha tranquilidad.

Cuando hay mucha preocupación por sobrevivir, ¿cómo se vive en paz; cómo se afronta el miedo o la incertidumbre; cómo se aceptan las situaciones que se dan en este tiempo de crisis?
¡Uf, son muchas preguntas en una! [risas]. El miedo es uno de los grandes impedimentos, es la segunda energía más fuerte del universo. El amor es la primera. Cuando hay amor hay confianza. Y creo que el miedo es la falta de confianza en la vida con mayúsculas, la falta de confianza en que vamos a tener todo lo que necesitamos; quizás, no todo lo que queremos, pero sí lo que necesitamos. La confianza se cultiva, y la serenidad solo está en esta confianza, en saber que todo está bien y que siempre estará bien. Llegar aquí es de nota, lo sé. Es trabajar en aceptar que todo es perfecto tal y como ocurre. Sé que esto no será popular para muchas personas esto cuando lo lean, porque hace falta tener un punto de vista muy espiritual de la vida para entenderlo. Si para ti es más importante la paz interior, has de sentir que todo ocurre por alguna razón y que hay lecciones para nuestro ser, para nuestra alma -o como lo queremos llamar- que necesitamos ciertas vicisitudes, y que sin esto no nos convertimos en bellas personas. La belleza aparece cuando uno sabe superar los obstáculos.

“El desapego del que no tiene nada que perder porque ya lo tiene todo”, has escrito tú.
La meditación ayuda mucho. Cuando estás meditando te das cuenta de que no necesitas nada. Y te das cuenta de que si quitas todas estas capas de preocupación y de miedo en el fondo estás bien, que no hace falta ir a por nada de fuera y que todo está dentro de ti. Entiendo que esto no es fácil de comprender. Las palabras son vacuas, son como pinceladas de un cuadro. Tú tienes que entrar en este cuadro. Lo tienes que sentir, experimentar y vivir, y darte cuenta de que es así. Nadie puede hacerlo por ti.

Hay mucho trabajo detrás de este libro tuyo; se ve.
Es la integración de diferentes corrientes, de diferentes perspectivas. Ninguna es mejor que la otra sino que son complementarias. La verdad no tiene por qué ser una; ni me peleo por mi verdad, ni mi verdad es la única que existe. Hay más verdades que la mía, y si nos abrimos a eso nos engrandecemos y nos hacemos más sabios. El inconsciente, la neurociencia, las filosofías orientales… Son enseñanzas tan importantes, que tenía ganas de hacerlo entendible. Hacer sencillo algo que tendría que ser sencillo. Y luego, a partir de la lectura de este libro, quien quiera investigar en algunas de sus líneas, fantástico; ahí hay un montón de bibliografía para ello. Pero empecemos por cosas sencillas. Y es un poco una metáfora de la vida este libro, de cómo estaría bien que enfocáramos la vida. Cuando lo terminé sentí que era como una misión que estaba cumplida.

Las palabras coach y escritora me quedan limitadas para definirte.
Hay un ejercicio que les hago hacer a mis alumnos de los talleres que imparto sobre la felicidad. Les pido que pongan en una tarjeta de presentación qué hacen a un nivel más profundo. Yo me uno a este trabajo con ellos, y lo que suelo poner en mi tarjeta es “sembradora de semillas”. Es así como me siento en realidad. Llevo en este camino de crecimiento personal y espiritual desde que era muy joven. Me interesaban ya desde pequeña temas filosóficos y espirituales. No ha habido nada que me haya hecho saltar hacia aquí realmente porque en el background esto siempre ha estado presente. En mis trabajos anteriores como economista, estaba en programas de liderazgo, no era lo típico de números la actividad que desarrollaba en este sector. Y esto ya te va acercando. Y los compañeros, los amigos, ya me venían a pedir consejo.

¿Qué buen consejo nos das desde aquí?
Todos los caminos empiezan por un deseo. Creo que esto es el motor del ser humano. Pero lo que hay que hacer es no obcecarse con  estos deseos. Yo pongo todo lo que está de mi parte, pero si no se da, al final está bien como es y nos puede llevar a otro camino que es mejor para nosotros. Poner todo el esfuerzo necesario, y no sale, ya está, pasamos a otra cosa; porque lo que nos hace sufrir mucho es que nos quedamos ahí engarzados de por vida a las cosas que no están funcionando. Y eso sí ya es grave, porque, como digo, nos hace sufrir.

Parece que hay un auge de lo espiritual actualmente. ¿Tú también lo ves así?
Para mí es la minoría más grande que ha existido nunca. Pero todavía es una minoría. Las dificultades económicas nos han hecho ver que ya no es posible refugiarse en lo de antes, en lo puramente material: te comprabas un coche más grande, te ibas de vacaciones o te cambiabas de casa… Ahora no puedes hacerlo. Y cuando te quitan estos pilares materiales y te encuentras mal, algo hay que hacer. Y buscas. Y hay mucha gente ahora que está buscando. Y por fortuna algunos han encontrado también.

¿Cuál es tu opinión sobre la situación de crisis actual?
Hay mucha gente que está esperando que esto pase para llegar a lo mismo que teníamos antes. Pero esto de antes creo que no volverá nunca. Y está bien que no vuelva. No me refiero al paro; ojalá haya más trabajo. Me refiero al nivel de bienestar material que teníamos. Lo digo ahora sí como economista. No era una riqueza real o creada la que teníamos. Creo que habrá otra manera de enfocar las cosas. Quien sabe, a lo mejor nos basemos menos en el dinero y más en el intercambio… Mi impresión es que cada vez se está pidiendo más que haya algo nuevo, aunque existen demasiadas resistencias al cambio. Y cuando hay tantas resistencias al cambio hay algún pilar que se tiene que romper completamente para comenzar de nuevo. Hay construir de nuevo. Hay que deconstruir para construir. No se sabe por donde se va a salir pero no va a ser igual que antes nunca más. Y creo que para bien. Vivíamos un mundo de personas absolutamente vacías. La gente se está reestructurando. Se está reencontrando. Las crisis tienen un componente duro, es verdad. Pero las crisis, tanto globales como personales, si se saben llevar y se sabe aprender de ellas, permiten, como el ave fénix, el renacer de las cenizas. Pero será con otras alas.

Creo que eres optimista.
Las personas en general tienen miedo. Los que estamos en un camino de desarrollo interno, no es que tengamos respuestas a todo, pero al menos podemos intentar aportar paz. Contribuir con serenidad a un entorno propenso a la angustia y al pánico. Aportar optimismo y esperanza en un mundo mejor, mientras observamos cómo lo que parecía tan sólido se está cayéndose a trozos. Y percibir que esto forma parte de los ciclos de la naturaleza, de la vida: se deconstruye para construir. Todo recomienza más limpio, más puro. Estamos en un momento difícil porque estamos siendo testigos de cómo muchos pilares se derrumban para poder erigir algo nuevo.

¿Y tus ilusiones, tus deseos, ya a nivel más personal?
Mis ilusiones siguen siendo las mismas: inspirar y ayudar a aliviar el sufrimiento en la medida que yo buenamente pueda. Dentro del mundo del coaching ves  transformaciones en las personas y eso me da muchas alegrías. También hago voluntariado en hospitales, lo cual me llena muchísimo; es uno de los pilares de mi vida. Acabo de terminar un libro un tanto diferente, y se publicará en febrero del 2014. Y sigo impartiendo cursos, conferencias, y colaborando con Catalunya Radio, en L’Ofici de viure; y con TVE, participando en el debate filosófico en el programa Para Todos la 2.

Mónica Esgueva, viajera infatigable, pasa largas temporadas en Asia cada año, donde ha estudiado budismo y meditación con grandes lamas y maestros tibetanos. Es licenciada en económicas, máster en comercio exterior y en Programación Neurolinguística (PNL). Trabajó durante años en la prestigiosa escuela de negocios Insead (Francia), especializándose en programas de Liderazgo para directivos internacionales. Actualmente, se dedica al coaching, ayuda a desarrollar el Talento humano en diversas organizaciones, colabora con diferentes medios de comunicación y da conferencias sobre Liderazgo y Desarrollo Personal en diferentes países.


Muchas gracias y muchos éxitos, Mónica. 

www.soniamarquescamps.com
@soniamarcamps

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