Un proyecto sostenible que ocupa a gente excluída

Por Sónia Marquès Camps

Dedicamos espacio para aplaudir un proyecto de inserción sociolaboral que es ejemplo a nivel humano, por sostenibilidad y por el producto que da como resultado. Josenea, con un equipo de 27 personas trabajando en sus plantaciones ecológicas de infusiones y plantas aromáticas, y 17 de ellas, con discapacidad o en riesgo de exclusión social o marginal.

Un equipo de personas que trabaja en una empresa de verdad hábitos laborales, preparándose de verdad para el mercado laboral, y que está dirigido por una persona con larga experiencia y trayectoria vital con este colectivo, Jesús Cia, con quien hemos tenido el placer de conversar.

Jesús Cia creó la Asociación Laboral Josenea en 2002 con la finalidad de trabajar por y para las personas que por diferentes motivos encuentran más dificultades a la hora de acceder al mercado laboral. Su misión principal es servir de puente a los trabajadores para la obtención de un empleo en una empresa convencional o para el autoempleo. En la actualidad, desde discapacitados, minorías étnicas como gitanos, mujeres mayores de 40 años que han criado a sus hijos y dejado su vida laboral y que ahora quieren volver a trabajar y tienen dificultades porque no encuentran a nadie que les coja, a obreros despedidos de fábricas con mucha edad. Gente de 17 a 60 años excluida del mercado laboral, “en este tipo de sociedad que hemos creado con este defecto de marginalidad y que hace que estas personas, siendo perfectamente capaces de trabajar, no tengan hueco en el mercado”.

Jesús Cia, en primer término, junto a parte del equipo de Josenea.
Jesús Cia, en primer término, junto a parte del equipo de Josenea.

Con 20 años, Jesús Cia ya estaba trabajando creando talleres ocupacionales para grandes discapacitados y paralíticos cerebrales. Su vocación, explica, siempre ha sido emprender, y llegó un momento en su vida que decidió crear su propia asociación, consciente de que la discapacidad no es el único problema para la inserción laboral. Y narra el caso reciente de un trabajador senegalés, Mamalou, con grandes problemas aquí, viviendo en un piso compartido, viéndose en líos y problemas con la justicia. Este chico acudió a Josenea con una vida bastante desestructurada, dice, pero con buena predisposición. Pasó tres años con ellos, y hace poco se despidió de Jesús Cia con un fuerte abrazo y un: “No sabes lo que has hecho por mí”. A lo que él replicó: “No he hecho nada por ti, quien lo has hecho eres tú; yo solo te he acompañado en el camino”.

“Porque vino tirado –nos cuenta– y teníamos miedo de que fuera difícil su inserción laboral posterior en otras empresas por el hecho de ser negro, pero hablamos con una de la zona que hace palas de molinos, que nos dijo que lo iba a mirar con cariño. Y desde hace unos días ya está contratado. Para mí ha sido por el tema étnico y las dificultades que tenía uno de los casos que veía más difícil”.

Los trabajadores de Josenea pasan un mínimo de seis meses y un máximo de tres años con ellos. En este tiempo lo que se trabaja fundamentalmente son los hábitos de trabajo. Estas personas llegan con una situación de autoestima bastante baja, explica, porque se han encontrado que en ningún lado nadie se les quiere para trabajar.

¿Cómo es la experiencia laboral con vosotros para esta gente?
Hay muchísimas personas que no se encuentran en esta franja de 20 y pocos años y un nivel de estudios determinado, gente totalmente discriminada para acceder al mercado laboral. Nosotros los acogemos y establecemos con ellos un acuerdo donde queda bien claro que el enemigo está fuera, enseñándoles cómo luchar con las exigencias del mercado laboral y donde además les vamos a acompañar en este proceso. Durante este tiempo aquí tienen un salario remunerado, con una nómina normal.
Cuando llegan, están normalmente desubicados, pero son empleados motivados. Les decimos, hay mucha gente esperando esta oportunidad, sí tú no vas a hacer nada por ti, si no vas a ser proactivo, no es tu sitio; si tú no vas a trabajar por ti, yo no voy a ser quien te empuje, porque yo solo te acompaño. Buscamos personas que quieran hacer este esfuerzo, aunque luego puede que consigan llegar al final y encontrar un empleo o no. De los que salen, en torno a un 72 por ciento estabilizan su vida laboral. Es decir, un porcentaje alto encuentra otro empleo.
Un empresario no contrata normalmente a una persona porque sabe mucho, porque aprender, se puede aprender. El tema es es si va a ser proactivo o no, si le va a importar la calidad en la forma de hacer las cosas, si se organiza bien en su puesto de trabajo y si está preocupado y no es una persona que llega allí y le da igual todo, porque esto va a condicionar su futuro. Nosotros le damos todas las herramientas posibles para que no fracase cuando entre en una empresa o para que pueda autoemplearse. Y si lo consiguen en menos de tres años, mejor.
Josenea es una entidad sin ánimo de lucro, pero una empresa real, porque si no no les podríamos dar a estos trabajadores este ritmo real. La diferencia siendo una entidad sin ánimo de lucro es que todo se reinvierte, si no, no habría posibilidad de continuidad y no tendría sentido.

¿Se ven grandes cambios con estas personas tras este periodo trabajando con vosotros?
Empezamos dándoles pequeños trabajos, y poco a poco, van asumiendo responsabilidades que les permiten evolucionar en su implicación. Las relaciones de equipo son muy importantes. Les metes en el mercado, y esto hace que se relacionen con gente, y repercute en su estabilidad, porque se van animando unos a otros. Muchas veces el problema viene cuando salen, porque reaparece de nuevo el fantasma del miedo. Pero para esto estamos, para acompañarles. 

¿El hecho de que estén trabajando en el campo, con este tipo de cultivo ecológico de plantas medicinales, que implica cuidado del medio ambiente, hace que se impliquen más en el proyecto?
Esta empresa se ha ido construyendo con ellos; todo se ha hecho desde cero y a mano, y continua creándose y creciendo. Ellos participan creativamente en la subida de esta empresa. Están al corriente de todo, de lo que hacemos, de lo que vendemos, de lo que facturamos. En el 2006 se abrió la plantación al público, y para ellos, el hecho de que vaya gente ahí continuamente, de alguna forma, les hace sentir que su trabajo es importante y protagonistas. Muchas veces son ellos mismos quienes atienden a la gente de fuera. Están completamente integrados en el negocio. La pena es muchas veces cuando se van, pero esto es ley de vida. Lo que no queremos hacer son guetos. Establecemos, ya que estamos en una zona rural, todo tipo de relaciones con empresas del entorno. Las empresas van a buscarlos aquí. Si vemos que el tema está difícil, le ayudamos a generar su autoempleo dándoles la posibilidad de cultivar para nosotros.

¿Qué le ha aportado a usted a nivel personal dirigir este proyecto?
Es una gran familia con un gran resultado. Tenemos las mejores plantas del mercado. El producto además de venderse y servir para pagarles el salario también tenía que servir para defenderles a ellos. Eso siempre lo he tenido claro; tenían que salir de la mejor empresa y con el mejor currículum.
Tuve que huir al principio de todo tipo de comentarios, porque a muchos les parecía que hacer una empresa en el campo no era rentable. Y tenemos un producto terminado rentable con la gente que nadie quería. Somos una de las empresas con la mejor plantación de infusiones de Europa, que utiliza energías alternativas, a partir de bioconstrucción, de cultivo ecológico, con aerogeneradores de energía. Hasta las máquinas hemos diseñado nosotros. Y ya hemos sido distinguido con diversos premios a la sostenibilidad y al compromiso social.

Se dice que el futuro es de las empresas con valores.
Nuestro producto tiene ADN y nos defiende. Y demostramos que se puede ganar dinero y no a cualquier precio. Teníamos la idea de cambiar un poco el modelo basado en la avaricia, que creo es el origen de esta crisis.
Yo me pongo las botas cada día. Me siento en el tractor. Cada uno de nosotros vive el proyecto a todos los niveles. Codo con codo trabajamos con este quipo. Y es una satisfacción, no es un agravio. Todo se hace con muchísimo cariño. Los productos y las cosas llevan nuestras vibraciones, nuestra fuerza; lo bueno llama a lo bueno.

Estamos convencidos de ello. ¡Felicidades por el proyecto!

La Asociación Laboral Josenea dispone de un cultivo 100% ecológico de más de 50 variedades de plantas medicinales y aromáticas en el término Bordablanca de Lumbier (Navarra) regado por el rio Irati al pie del Pirineo Navarro. Esta finca tiene todas sus instalaciones realizadas con criterios de bioconstrucción y con dotaciones energéticas renovables. Está abierto a visitas turísticas, educativas y profesionales ya ha recibido a más de 25.000 personas.

Para saber un poco más del proyecto

@soniamarcamps 

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