‘La gran gran guía del lenguaje no verbal’, de Teresa Baró

Por Sonia Marquès Camps

Nos hemos centrado en la parte más vinculada a las emociones de ‘La gran guía del lenguaje no verbal; cómo aplicarlo en nuestras relaciones para lograr el éxito y la felicidad’, de Teresa Baró. Tanto la autora como este libros son referentes en el ámbito de la comunicación.

La comunicación es más eficaz con más empatía y cuando somos capaces de humanizar las relaciones con el manejo adecuado de las emociones. Y el lenguaje corporal y la voz inciden, de manera mucho más decisiva que la palabra, en la inmensa mayoría de nuestras relaciones, afirma la autora.

Todos podemos, en su opinión, detectar estados de ánimo, actitudes y sentimientos en los demás; si somos capaces de leer el lenguaje no verbal en otra persona podemos saber lo que siente y casi lo que piensa, por qué reacciona cómo reacciona. Y explica que si controlamos nuestra comunicación no verbal de manera consciente y la utilizamos adecuadamente según los objetivos estamos mucho más cerca del éxito. Y aún más: la felicidad -dice- está muy vinculada a la calidad de las relaciones humanas que establecemos a nuestro alrededor. Son las grandes ideas del libro escogidas para encabezar esta reseña.

Un libro que permite comprender un poco mejor la comunicación humana a través del conocimiento de los fundamentos de la comunicación no verbal. Conocer cómo se transmiten las actitudes y las emociones. Y con ello, mejorar nuestra propia comunicación; definir nuestros objetivos y diseñar la imagen que queremos proyectar de nosotros mismo. En este libro, la autora se centra en la importancia de conocer el lenguaje para poder construir un mensaje a medida de lo que queremos transmitir. Porque los demás nos tratan en función de cómo nos ven, dice, y esto es decisivo al establecer relaciones, esporádicas o duraderas, personales o profesionales, añade la autora. Y porque la imagen que los demás perciben de nosotros influye decisivamente en nuestra vida.

Cuando habla de comunicación no verbal se refiere a un espectro de lenguaje que incluye la gesticulación y el lenguaje del cuerpo, pero también la conducta táctil, el uso del entorno y del espacio personal, el aspecto y la imagen que proyectamos. Pero nos interesa especialmente, tal y como señalábamos al principio, por la temática de esta revista, la influencia de las emociones en la comunicación, un tema que se aborda bien en ‘La gran guía del lenguaje no verbal’. En este sentido, afirma la autora que no podemos leer con precisión a la gente si no la vemos de un modo objetivo. Muchas de las decisiones que tomamos están sometidas a presiones externas o a la influencia de las emociones, escribe Teresa Baró. De ahí, la necesidad de poner distancia emocional; porque si no dejamos margen entre estímulo y la reacción, no podremos decidir cuál será nuestra respuesta, explica.

Las emociones se expresan, se contagian, provocan reacciones. Inician, consolidan o destruyen relaciones. Y agrupa las emociones que transmitimos en dos grandes categorías: las que reflejan bienestar y las que reflejan malestar. Baró habla de la relación existente entre la actitud corporal y el estado emocional, que hace que los demás pueden percibir lo que sentimos solo con la vista, con consecuencias tanto positivas como negativas. Lo importante, dice, es que tengamos el control sobre lo que transmitimos. En este sentido, la buena noticia es que podemos tener el control de los mensajes emocionales que mandamos. Y otra noticia mejor: explica que también podemos cambiar el estado interno al ejercer control consciente sobre nuestra posición vertical, con una actitud abierta a la comunicación con el cuerpo. Porque con el cuerpo estamos enviando mensajes sobre la actitud, personalidad e intenciones que tenemos. Mostramos ganas o no de conectar con los demás, en definitiva.

Y de la misma forma que mantenemos una actitud abierta o cerrada con el cuerpo, tenemos también gestos abiertos y cerrados. Los gestos abiertos indican bienestar; mientras que los cerrados muestran malestar y necesidad de autoprotección. Una postura caracterizada por la verticalidad, abertura, simetría y estabilidad da a entender una persona segura, serena y comunicativa, detalla la autora.

Se refiere a la cara como el espejo del alma, y lo argumenta diciendo que los rostros sugieren una forma de ser, una actitud, una experiencia vital. Nuestra cara es identidad, herencia genética, personalidad, pensamiento, emoción, puerta de relación con los demás. Es a través de esta parte del cuerpo, más que con ninguna otra, que establecemos relaciones: la sonrisa y la mirada son canales directos que en momentos cruciales de la relación no necesitan ni siquiera palabras, escribe. A través del rostro nos evaluamos mutuamente; sintonizamos u observamos el abismo que se abre ante nosotros. El rostro es el principal transmisor de información emocional, qué duda cabe.

No hay seducción, por otro lado, afirma la autora, sin la intervención de la mirada, pues esta es el primer paso para el acercamiento entre dos personas. El contacto visual es mirar directamente a los ojos de otra persona, y en este intercambio, seguramente, se establece uno de los canales de comunicación más complejos, junto con las palabras, que pueden utilizar dos seres humanos. Buscamos los ojos de la otra persona para indicarle que el canal de comunicación está abierto y confirmamos, si nos corresponde, que también está abierto para ella, nos dice Teresa Baró.

Y espacio destacado también para la risa, que se presenta en el libro como una forma de estimular sentimientos positivos. Y porque produce un efecto parecido al bostezo, que se contagia. La risa es defendida aquí como fenómeno social: la risa compartida es una forma de sincronización de los estados de ánimo y de interpretación común del mensaje. Y habla también de su efecto balsámico en situaciones estresantes, ridículas, bochornosas o tensas. En las últimas décadas se han dedicado numerosos estudios a comprobar los efectos positivos de la risa en la salud y en la capacidad de comunicación de las personas. Emocionalmente, ayuda a liberar el estrés, a reducir el temor y la angustia y a aplacar la ira. Si nos podemos reír de nosotros mismos, de nuestros errores, debilidades y miedos, rebajamos nuestro nivel de ansiedad y aparecemos ante los demás como personas francas, sinceras y humildes, afirma.

La cara alegre y amable provoca reacciones en cadena beneficiosas en todos los ámbitos de la vida. La sonrisa es calidez y contacto. Es alegría de vivir y agradecimiento. Es optimismo y fuerza para resistir ante las adversidades. Sonreír a las personas es sonreír a la vida. Y esto ya es felicidad para uno mismo. Cuando sonreímos le decimos al otro que queremos hacerla la vida más agradable.

Hay algo que queremos destacar casi por encima de cualquier cosa, y es su círculo mágico de las relaciones de calidad; donde, a su entender, todo empieza con una percepción positiva de uno mismo y de las relaciones con los demás. Y que reproducimos aquí con esta fotografía de la página del libro (derecha).

Teresa Baró dice que las actitudes se pueden cambiar, que podemos abandonar sentimientos negativos y aprender otros positivos. Si controlas tu pensamiento controlarás tus emociones, puesto que las emociones son fruto de pensamientos, escribe. Y también, que podemos enseñar al cuerpo a comunicar emociones positivas. Si conseguimos transmitir seguridad y optimismo estaremos reforzando nuestra imagen de personas fuertes y con carisma. Se trata de mostrar interés por el otro desde la seguridad. Pero sin arrogancia. En el fondo, la seguridad auténtica es la que se muestra cuando uno no tiene que demostrar nada, afirma.

Hemos seleccionado, en fin, de este libro lo que nos ha parecido más relevante desde el punto de vista de la comunicación aplicada al terreno emocional y a las relaciones. Pero este manual abarca todo lo imprescindible en comunicación no verbal en distintas situaciones, personales y profesionales. Sin duda, uno de los textos más completos en este ámbito, destinado a convertirse en lo que ya creemos que es: La gran guía del lenguaje no verbal en lengua castellana.

Entrevista a la autora: “Éxito en comunicación es ser generosos con las palabras y los gestos”.

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