Una cura de nostalgia

Por Sonia Marquès Camps

La nostalgia es triste muchas veces pero tiene una función esencial: reconectarnos con quiénes somos, con nuestras vivencias, por muy triste que sea anhelar lo perdido.

Lo perdido es un terreno que nos pertenece, y recuperarlo es reencontrarnos en momentos que estamos muy perdidos o nos hemos alejado demasiado de nosotros mismos.

La música tiene este efecto precioso de hacernos llorar por cualquier tiempo pasado, que, como dice la vieja canción, ¡fue mejor! Pero es nuestro, y saberlo reconforta y nos hace fuertes. Y puede que hasta nos proyecte, recargándonos de energía, hacia el camino que veíamos perdido.

Mi amigo Salvador Casado me dijo un día: “Está bien perderse de vez en cuando, siempre que sepamos volver”.

Hay muchos caminos de vuelta… y la música suele ser una brújula infalible.

Quizás deberíamos creer más en el poder de regeneración que tenemos los humanos”. Y buscar todos los recursos disponibles que tenemos a nuestro lado. La música suele ser medicina en este sentido, siempre que sepamos permitimos o encontrar el tiempo para una buena cura de nostalgia.

“He muerto y he resucitado…
con mis cenizas un árbol he plantado” (Los secretos).

 

 

 

Dejar un comentario

nombre*

Correo electrónico* (no publicado)

sitio web