Vida saludable y cáncer

Por María Miret García

Diversos estudios muestran que la mitad de los casos de cáncer podrían prevenirse haciendo cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, evitar beber alcohol, practicar ejercicio de forma regular, tener una dieta adecuada y mantener un peso saludable. Por otro lado, el uso de terapias complementarias, como el yoga o técnicas de relajación adaptadas a oncología ayudan a hacer más llevaderos algunos de sus síntomas.

Los cambios en la forma de vida y el comportamiento influyen en los procesos biológicos y, a largo plazo, en los resultados de los tratamientos. Entre otros beneficios, se ha encontrado relación entre la actividad física y cambios en la resistencia a la insulina, el metabolismo y los niveles hormonales, que pueden ayudar a prevenir el desarrollo tumoral. El Código Europeo contra el Cáncer elaborado por la OMS aconseja consumir abundante fruta, verdura y cereales integrales y reducir al máximo el consumo de carne, mientras que la Sociedad Americana del Cáncer recomienda limitar el consumo de carne roja, especialmente la preparada al horno y a la parrilla, para prevenir la enfermedad.

Existen ensayos clínicos que han demostrado que, utilizado conjuntamente con el tratamiento convencional, el yoga puede reducir o controlar determinados síntomas relacionados con el cáncer o sus tratamientos. Y en pacientes oncológicos que experimentan ansiedad o dolor, la terapia de masaje impartida por un terapeuta capacitado en masaje oncológico ayuda a aliviar estos síntomas y reduce la fatiga y el distrés.

En España, alrededor de un 30 % de los pacientes en tratamiento oncológico utiliza algún tipo de terapia complementaria para paliar los síntomas de la enfermedad o los efectos producidos por los tratamientos. La mayoría son mujeres con cáncer de mama y nivel socioeconómico y educativo medio-alto, según un estudio del Instituto Catalán de Oncología (ICO). Entre un 30 y un 60% de los pacientes diagnosticados de cáncer habla, además, de su uso con su médico o enfermera.

En Estados Unidos, más del 40 % de pacientes oncológicos utiliza alguna forma de terapia de relajación. Un metaanálisis y nueve ensayos clínicos controlados, incluyendo dos estudios piloto, demostraron una reducción clínicamente significativa de determinados síntomas en pacientes oncológicos, como el dolor, la ansiedad, la depresión, los trastornos del sueño y las náuseas inducidas por quimioterapia, después de realizar relajación muscular progresiva (RMP), que proporciona una mejor calidad de vida de forma global.

En ese país, algunos programas de investigación se realizan en editoriales financiadas por un conjunto de filántropos, algo que raramente ocurre todavía en Europa. El programa de Medicina Integradora del Centro de Medicina Integradora del MD Anderson Cancer Center, por ejemplo, tiene por objetivo mejorar la salud, la calidad de vida y los resultados clínicos mediante la educación en Medicina Integradora y unos tratamientos basados en la evidencia científica.

La necesaria evidencia científica
Entre mayo de 2008 y enero de 2009, dos enfermeras de Hematología del hospital Ramón y Cajal de Madrid presentaron un estudio sobre los beneficios del reiki en Oncohematología con el objetivo de conocer el grado de aceptación de la terapia por los pacientes oncológicos, describir la percepción de los que fueron tratados con reiki y valorar el nivel de satisfacción de las personas ingresadas en los servicios de Hematología y de TMO del hospital. Al 70,8% de los pacientes que contestaron la encuesta le pareció muy bien que se ofreciera reiki en el hospital, el 97,9% consideraba que debería ampliarse a otros servicios u hospitales e incorporarse como complemento al tratamiento médico (89,1%). Un 8% de los pacientes no aceptó reiki y un 93,2% volvería a repetir su experiencia, quedando un 46,7% satisfecho o muy satisfecho (44,4%).

La principal crítica que reciben estas técnicas es su falta de evidencia científica. La eficacia del qi gong (más conocido como Chi Kung) en el tratamiento del cáncer, por ejemplo, carece de evidencia científica derivada de ensayos clínicos rigurosos. Tampoco los ensayos clínicos publicados hasta el momento muestran relación entre reiki y la evolución del cáncer y aún existe poca investigación científica al respecto.

En cualquier caso, el empleo de terapias naturales durante el tratamiento con quimioterapia debe ser siempre consultado con el oncólogo y es importante, antes de su consumo, asegurar las dosis, la calidad del preparado y la composición. En el caso de la fitoterapia, por ejemplo, a pesar de sus propiedades algunas de las plantas pueden interferir e incluso comprometer el tratamiento oncológico.

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