Respirar el mar

Por Sónia Marquès Camps

¿Qué hacemos con el sufrimiento cuando ahoga; cuando la tristeza oprime el corazón, cuando impide concentrarnos en nada? Podemos cerrar los ojos, mirar un mar, desprendernos de la angustia. Y creer en su capacidad de transformación, de liberación. Disolver la tristeza en el mar, y respirar después la serenidad del vaivén de las olas que funde este estado emocional.

Mirar el mar para recobrar nuestra paz. Sentirse abrazado por su movimiento imponente, universal. Sentir que es como regresar a casa, a lo más esencial de nosotros mismos. Sentir que se lleva todo el sufrimiento, la pena; que nos libera de ella.

Es un lujo saber que podemos respirar el mar. Está allí, al alcance de todos, cerrar los ojos, fundir nuestra tristeza en sus olas, que la disuelva la sal.

La tristeza pasada por la espuma del mar, que nos devuelve la tranquilidad en el corazón, la serenidad, el bienestar. Confiar en el potencial del mar.

 

 

 

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