Marisa Navarro: “Medicina es lo que me sienta bien”

Por María Miret García

Marisa Navarro se define como “médico psicoterapeuta” y sostiene que hay que trabajar de forma empática y muy cuidadosa, “porque un paciente es un ser de máxima vulnerabilidad”. La autora de ‘La medicina emocional’ dice que los seres humanos “tenemos gran capacidad de autocuración, también en lo psicológico”.

Marisa Navarro trabaja desde hace 20 años en psicoterapia. Especializada en trastornos del sueño, hizo su tesis sobre depresión y cree que el título que mejor la define es el de “médico psicoterapeuta”. “Pienso que la mente y el cuerpo están unidos 100%”, asegura convencida de que “es raro un paciente con problemas emocionales que no tenga problemas físicos mantenidos en el tiempo”. Problemas musculares o digestivos pueden ser algunos de ellos, explica, y pone de ejemplo “cuando te levantas con un herpes porque te ha bajado el sistema inmunitario”. Basada en su experiencia de años pasando consulta, insiste en que “todo está unido y que las emociones influyen decisivamente en la salud y en la vida”, y cree que “no nos paramos a pensarlo y a tomar conciencia de ello”.

Define la ‘Medicina Emocional’, que da título a su libro, como el “conjunto de técnicas y tratamientos aplicados al cuidado de las emociones”, con el objetivo de “fortalecer nuestra salud, mejorarla, disfrutar más de la vida y ser más felices”.

“La medicina emocional es preventiva”

Ante estas situaciones cotidianas que generan malestar, ¿qué podemos hacer?, le pregunto. “Lo que no podemos hacer es mantener la emoción negativa en el tiempo”, asegura. Hay que “aprender a manejarla”. Cree que “las emociones hay que sentirlas y que no podemos pretender sentir sólo las positivas”. Hay que sentir también las negativas, “sin engancharnos” a ellas, aclara. Porque es aquí donde reside el problema, cuando nos quedamos ahí, porque “se puede ver afectada la salud”.

La doctora explica que “sentir es sano, si tengo rabia y no la expreso eso perjudica la salud”. Pero para aprender a manejar esa emoción hay que ser asertivos, porque “no es saludable tener rencor dos años o 20”. Cuenta que “hay gente que sigue dándole vueltas a un conflicto y viene con colitis o colon irritable”. Para ella, “medicina es lo que me cura, lo que me sienta bien. La medicina emocional es preventiva”.

Hasta el momento ha visto más de 2.000 pacientes y la frase que aplica con ellos es: “lo que te sirve, te sirve, y si a ti te funciona, te funciona”. De este modo, dice, “como médico me alineo con el paciente, con lo que necesita, porque cada uno sabe lo que le va a funcionar”. Puede que sea relajación, hipnosis, psicodrama… Lo que marca el tratamiento, insiste, es lo que necesita el paciente. Sus tratamientos de medicina emocional van desde la alimentación, la que denomina “dieta emocional” o cosas tan sencillas como “las personas medicina”, esto es: “tú me sientas bien, estar contigo me sienta bien, intento mantener relaciones contigo”. Y apela a fijarnos también en “la cantidad de cosas en nuestra vida que no nos sientan bien”.

“El médico tiene que ser empático y muy cuidadoso”

Reconoce que en la consulta es “muy práctica” y está convencida de que “no se puede protocolizar al ser humano”, sino que se trata de ver cómo funciona, qué problema tiene, sus pensamientos… “Vamos a ver dónde está la persona para solucionar el problema”, dice. Como médico, “lo primero es resolver los síntomas”. El objetivo es “encontrarse bien lo antes posible y lo mejor posible”.

Se describe como una persona “muy flexible y muy espiritual”. Reconoce que “hay pocos médicos emocionales; que te escuchan, te miran a los ojos, que te dan la noticia de una forma que recibes de manera diferente…”. Poniéndose en la piel del paciente, no se trata de “lo que quieres escuchar”, sino de “lo que le tienes que decir, de cómo le gustaría escucharlo al paciente”. Como médico, “mi función es la de decir lo que le tienes que decir sabiendo cómo lo puede recibir”, porque de ese modo “le va a llegar”, aclara.

Asegura que “en la consulta, estoy al 100% de atención con mis pacientes, porque no me puedo perder nada ni del lenguaje verbal ni del no verbal”. Convencida de que “hay que ser empático, porque un paciente es un ser de máxima vulnerabilidad, y eso implica ser muy cuidadoso”, para ella, la clave está en “tener la sensibilidad de no forzar, de facilitar”.

“Hay que ser detectives de nuestro pensamiento”

La autora de ‘La medicina emocional’ escribe desde 2009 un blog en el que plasma sus reflexiones de psicología positiva. Una de las cosas que más me ha llamado la atención de su libro es cómo plantea la relación entre pensar y sentir. Propone “cambiar el pensamiento”, ya que pensando distinto “te sientes de otra manera”, pues para ella “primero es el pensamiento y después el sentir”. La cuestión es: “me siento así porque tengo determinados pensamientos”.

En su opinión, “lo que ocurre es que no lo captamos, y cuando guardamos los pensamientos en la memoria, los guardamos con todo, con lo que sentimos y percibimos”. Así, “cuando algo nos conecta con eso, viene el recuerdo con todo el pack completo”, de modo quesurge un pensamiento que viene del recuerdo. Lo que notamos es“la emoción, el sentimiento, por eso las emociones son tan potentes”; cuando, en realidad, algo las está generando”. Es decir, “el responsable es lo que pienso” de alguien o de una situación. Su propuesta es muy simple: “hay que ser detectives de nuestro pensamiento”.

Explica que “los estados de ánimo son inherentes al ser humano, que no estamos marcados por lo que ocurre, sino que somos seres cambiantes de por sí”. Y que “el mismo hecho dependiendo de cómo esté puede tener un resultado u otro en mi vida”. Por ejemplo, “si estoy bajo de ánimo tengo que cuidarme, y sin embargo, habitualmente, es cuando nos da por hacer lo contrario. Su receta, a subrayar, es: “darse lo que uno necesita”.

@periodistia

Comentarios

La Medicina Emocional – María Miret
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[...] revista dirigida por mi amiga periodista Sonia Marqués Camps, acabo de publicar esta entrevista sobre La Medicina Emocional a Marisa Navarro. Espero que la disfrutes porque [...]

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