Recogemos a continuación algunos fragmentos del libro Los estados de ánimo, el aprendizaje de la serenidad, de Christophe André, dedicados a la escritura como vía de acceso a los estados de ánimo y a su valor terapéutico.

El diario íntimo como terapia, escribe Christophe André (médico psiquiatra y psicoterapeuta) en este extenso e imprescindible manual sobre Los estados de ánimo, publicado por Editorial Kairós; en un apartado donde pone de manifiesto que numerosos estudios han demostrado que “el diario íntimo es beneficioso para la salud, que ayuda a serenarse emocionalmente en los momentos difíciles de la vida”.

El poder de la escritura como acto clarificador y pacificador de los estados de ánimo dolorosos. Llevar un diario íntimo, señala, nos obliga a salir de la imprecisión de lo que sentimos.

“Si uno está convencido de que nuestros estados de ánimo tienen sentido, el diario íntimo es el puesto de observación perfecto”. Y parafrasea a Thoreau: “Es el calendario de las mareas del alma”. La vocación de un diario es ser un vínculo de trabajo sobre uno mismo. “Y suele ser un buen antídoto contra la pereza intelectual y la grandilocuencia del ego -recalca-, puesto que nos obliga a trabajar, a reflexionar”.

Explica que uno de los mecanismos curativos de la escritura pasa por la reorganización de la experiencia dolorosa, que sin ella reposa sobre estados de ánimo a menudo caóticos y complicados. Obligarse a transcribir estos estados de ánimo en forma de relato coherente tiene un efecto beneficioso. El escrito en solitario nos obliga a ir hasta el límite de nuestro pensamiento. Dar coherencia a nuestros estados de ánimo tiene un claro efecto terapéutico. Disminuye el número y la intensidad de los síntomas depresivos.

Escribir sobre lo que nos atormenta cura. La cura de la escritura. Que es eficaz, dice, porque para digerir una experiencia dolorosa, primero hay que reconocerla y aceptarla a fin de poder, a continuación, contarla o escribirla. “Escribirlos y recitarlos permite aumentar la coherencia de sucesos y estados de ánimo”.

“La desaparición progresiva de las cartas, siendo sustituidas por las llamadas telefónicas, los correos electrónicos, los mensajes, está a punto de provocar modificaciones psicológicas considerables: la interacción inmediata reemplaza la atención en profundidad. Tal vez sea beneficioso para el animal social que somos. Pero sin duda lo es menos para el animal mental que también somos, y para la inteligencia de nuestros estados de ánimo”.

“Necesitamos, más que nunca, este trabajo de vinculación con nosotros mismos…”.