Persuasión en la comunicación asistencial

Por Sonia Marquès Camps

¿Se persuade mejor en temas de salud y asistencia médica con integridad, desde la coherencia? Entrevista al psicólogo Víctor Amat, experto en formación en el ámbito sanitario.

Víctor Amat, desde su especialización en terapia breve, tiene una larga experiencia en formación a médicos en temas de comunicación asistencial y entrevista clínica. A raíz de uno de sus cursos que tiene como centro la herramienta la persuasión decidimos profundizar en esta palabra y en cómo se utiliza en el ámbito de la asistencia médica.

Hay quien entiende persuadir con connotaciones negativas, como si persuadir fuera manipular… ¿Pero es necesario persuadir a los pacientes, verdad? Persuadirles para un cambio de hábitos, para empoderarse, etc.
Si definimos la persuasión como la capacidad de convencer al otro a través de la argumentación, yo estoy muy a favor de ella. Sé que la ‘palabrita’ no goza de buena prensa, pero cuando intentamos que el otro vea nuestro punto de vista, o sienta que estamos de su lado, probablemente estamos persuadiendo.

Persuadir es convencer, y no debe ser fácil en medicina. ¿Sirve si es desde la integridad, desde la coherencia de lo que estamos diciendo?
Ese es el punto central, necesitamos conectar con el otro de una manera íntegra, en el sentido de confiable. Una persona íntegra es aquella en la que podemos confiar. Cuando estamos realmente interesados en el otro y podemos respetarlo de veras, entonces podemos argumentar con esa persona para orientarla a posibilidades de un cambio que redunde en algo que le beneficie. No estamos hablando de una persuasión perversa que intenta nuestro beneficio, sino de algo mucho más limpio; de la intención de motivar al otro hacia su propio bienestar.

¿Les cuesta a los médicos encontrar los argumentos hoy desde su lógica o visión, desde la evidencia, con el exceso de información de la que disponemos como pacientes en redes, etc.?
Bueno, expreso mi opinión personal, claro está. Los argumentos basados en la evidencia son concluyentes para personas cartesianas que necesitan datos que sostengan los razonamientos. Eso es muy cartesiano. Sin embargo, es difícil argumentar así con alguien que tiene miedo, por ejemplo, a padecer una enfermedad, o con alguien que tiene dudas acerca de lo que le pasa. Frente al miedo y las dudas, internet ofrece la posibilidad de buscar respuestas. Buscar respuestas no presupone encontrarlas, y probablemente, la persona miedosa aumente paradójicamente su falta de confianza. Frente a estos miedos, los profesionales de la medicina se ven en la tesitura de tranquilizar a algunos pacientes, pero los datos y la evidencia no suelen resolver el problema. La imaginación le puede siempre a los datos y a la razón.

 

El psicólogo Víctor Amat en una formación a residentes, donde utiliza, como es habitual en sus clases, el sentido del humor y la provocación.


Para persuadir, para convencer desde la integridad, primero tenemos que conseguir que nos escuchen. Y que nos entiendan… ¿Qué herramientas sirven para la escucha y la comprensión en consulta?
Para que los pacientes nos escuchen tienen que sentir que han sido escuchados previamente. Es muy sutil, pero los profesionales de la salud solemos intervenir antes de que los pacientes se hayan sentido comprendidos. Que los hayamos entendido no es lo mismo de que ellos se sientan entendidos. A todos nos ha pasado alguna vez que alguien nos dijo que nos comprendía y, en cambio, sentimos que no nos había entendido para nada. Es un tema curioso, pero cuanta más prisa tiene el médico en resolver un caso, tanto más lento puede desarrollarse. A veces, hay que ir lento para ir más rápido.

¿Hoy, hay un exceso de palabras que no dicen nada, de argumentos vacíos?
No creo que eso suceda más hoy que antaño. Lo que pienso es que antes había una formación un poco más humanística incluso en las carreras de ciencias como las de la salud. No hemos estudiado comunicación, y precisamente nuestro trabajo reside en eso. ¿Cuánta parte de nuestro trabajo cotidiano se basa en hablar con el otro, ayudarlo a tomar decisiones, reformular situaciones, empatizar… en definitiva, en acompañar al paciente en un trance desagradable? Cuando veo los itinerarios formativos de los sanitarios no encuentro formación en eso. Veo una formación más y más tecnificada, pero echo de menos el uso de la palabra.

¿Puede un médico enseñar a razonar a un paciente sus ideas sobre su patología, tratamiento…?
Gran parte del trabajo de los profesionales de la salud consiste en ejercer una tarea educativa. Explicar a las personas lo que les sucede, de una manera inteligible, suele ser de agradecer. No hay que olvidar que nuestros pacientes son seres vulnerables, es cierto que en no pocas ocasiones son ariscos y poco atentos, pero nosotros somos los que debemos lograr el respeto a base de transmitirlo. Nadie puede obtener el respeto del otro sin darlo primero. La grandeza de nuestra profesión radica en esta comprensión de la naturaleza humana. Se enseña más con el ejemplo que con la palabra, así que cuidémonos, seamos saludables y atendamos a nuestros pacientes con interés. Normalmente, ellos y ellas se dan cuenta, y nos lo devuelven.

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