“La salud, tu mejor talento”

Por Sonia Marquès Camps

La Dra. Lourdes Tomás practica una medicina basada en el conocimiento para la conquista de nuestra propia salud y bienestar. Una medicina que empodera a la persona para que sea sujeto activo y verdadero promotor de su salud. En el libro La salud, tu mejor talento comparte su visión humana e integrativa de la medicina.

Médico de cuerpos y de almas. La doctora Tomás ofrece en este libro desde su especialización en medicina de familia conocimiento sobre las diferentes esferas que nos configuran; sobre toda nuestra naturaleza, la biológica, la psicológica y la social.

Sobre la dimensión del cuerpo físico, se centra en la necesidad de nutrientes óptimos, del sueño profundo para repararnos, del movimiento para estar en forma o de la relajación para evitar tensiones innecesarias. Su libro es una invitación a practicar una salud consciente.

“Salud no solo es ausencia de enfermedad, sino la conquista activa de un estado de bienestar superior a través del conocimiento verdadero de uno mismo y la autorrealización de cada una de las esferas que nos configuran como seres humanos. Este proceso de conquista de uno mismo es altamente sanador ya que nos empodera y nos hace libres”.

Deja escrito en este libro que su sueño “es crear un centro de salud donde las personas además de ser atendidas recuperen la conexión con su potencial interno generador de salud. Con médicos que quieran aunar ciencia, conciencia, arte, tecnología… para acompañar en el camino hacia la salud de los demás y de sí mismos”.

La salud, tu mejor talento… Seguramente, esta es la verdadera autoestima. ¿Porque la forma más grande de amor hacia nosotros mismos es cuidarnos, verdad?
La clave de un nuevo modelos de salud es que cada uno de nosotros nos ocupemos de nuestra  salud en el día a día. Porque, al fin y al cabo es uno mismo quien decide qué hace con su cuerpo; soy yo quien decido qué como, si hago ejercicio o si soy consciente de que no rindo porque lo que me pasa es que no he dormido bien. Soy yo la única persona responsable de que conquiste este estado de bienestar. Pero a veces hay desconocimiento en que yo lo puedo hacer y en cómo hacerlo. El libro trata de inspirar a las personas en estado de bienestar que nos pertenece y nadie nos lo ha contado. Es a veces empezar con algo tan tangible, por ejemplo, como desayunar bien o comer cinco veces al día en lugar de tres para que uno se dé cuenta de que llega a la noche con menos malhumor a casa. Ir haciendo pequeños pasos hacia el autocuidado y que cada cual conozca lo que necesita por su momento vital. Sin estos conocimientos tan básicos de cómo funcionamos no es posible caminar por la vida.

¿Cuánto nos falta en general para ser tan conscientes de que somos responsables de nuestra salud y de que este es el mayor talento a potenciar?
Creo que actualmente hay muchísimo movimiento en esta dirección. Aunque aislados, hay pequeños focos por parte de algunos médicos y por parte de la sociedad. Queda mucho por andar, pero lo bonito es que ya hay un proceso de despertar de personas que hacen que los médicos nos tengamos que replantear cosas y buscar soluciones. Es como si a los médicos ahora nos estén zarandeando para que el modelo de salud cambie, porque en algunos casos no está dando soluciones. Para cosas graves a lo mejor sí las da, pero para el día a día, la medicina actual no da respuestas.

La presión social en la que vivimos, las prisas, puede ser un handicap incluso para los propios médicos a la hora de sanar. Las circunstancia sociales, los ritmos de tiempo, los miedos, la manera de vivir un poco impuesta…
Estamos viviendo realmente en una sociedad donde gobierna el miedo, el miedo en todo. Incluso en la medicina. Nos dicen: hazte chequeos cada año, ponte todas las vacunas, tómate esta medicación por si acaso… No hay en la sociedad en general y tampoco en el mundo de la medicina una cultura de confiar, de querer aprender o entender, de cuestionarnos las cosas. Porque tengo el derecho de cuestionarme cosas y de decir: a ver, explícame bien por qué le tengo que poner todas estas vacunas a mi hijo. Y no es decir si eso está bien o no, es simplemente tener toda la información para poder decidir en coherencia a mis valores o a mis principios, o para que yo, libremente, dé este poder al médico. Es un poco esta libertad a la que hago referencia en mi libro cuando hablo de volver a la medicina de los hombres libres.

El miedo es un gran generador de estrés.
Genera malestar, que es todo lo contrario a la salud. Desde el miedo no podemos tener salud nunca. La sociedad no nos lo pone fácil, pero yo creo que es tan sencillo como un día despertar y darte cuenta de que lo puedes hacer, y empezar. En el camino hacia la salud en mayúscula hemos de pasar necesariamente por este proceso de reconquistar la libertad interior, de volver a vivir desde el no miedo y del sentir que todo es posible.

¿Cuándo perdimos esta medicina de los hombres libres, que creía en la capacidad que tenemos las personas para sanarnos, que estaba en culturas tan antiguas como la Griega; con médicos de cuerpos y de almas que ante una dolencia podían decir a sus pacientes retírate a observar qué le pasa a tu cuerpo?
Es fruto de la propia evolución de la medicina. Hay un proceso en el que nos empezamos a ocupar más de lo de fuera y nos desconectamos de toda esta sabiduría que traíamos y que tenemos los seres humanos. Y estamos experimentando en un mundo muy material, donde a nivel tecnológico hemos avanzado muchísimo. Creo que estamos en una crisis vital; la medicina está en esta fase de cuestionarse quién soy yo. Y los médicos debemos empezarnos a cuestionarnos quiénes somos como médicos, si esta medicina es la que nos hace acercarnos realmente a lo que necesitamos. Nos hemos ido a una medicina muy tecnológica, muy física, muy simplista a la hora de tratar una enfermedad, y a olvidarnos que detrás hay un ser humano con todo un mundo. Tenemos que recuperar esta parte de medicina humanista que ya había en la época de los griegos, y es más, creo que todavía hemos de dar un paso atrás y recuperar una medicina muy existencial, donde se contemple el ser humano como una unidad en conexión con el todo.

[“La experiencia personal me ha demostrado -escribe- que una de las claves de la curación pasa por ir al origen biológico, psicológico, social o existencial del conflicto. Reconociendo la voz del síntoma como un lenguaje que usa nuestro cuerpo-mente para comunicar un desajuste, un desequilibrio, una disfunción en cualquiera de las esferas del ser humano”. Y añade: “Ante un síntoma es importante iniciar un camino de búsqueda y acompañamiento hacia la comprensión de uno mismo para poder modificar patrones de vida que nos enferman”].

La propia OMS (Organización Mundical de la Salud) en su definición de salud habla de bienestar. ¿En qué momento perdimos esta parte?
Hay un movimiento cada vez mayor a volver a considerar el ser humano no solo como un cuerpo físico. Todo esto, como decía antes, se perdió cuando entró el miedo y nos dejamos llevar por este estado. En medicina todo tiene que estar bajo protocolo; en la facultad, sin ir más lejos, te enseñan que no puede haber emoción con el paciente, que un estado de frialdad es lo que va a hacer que no te equivoques, y yo creo que no es verdad. O que no puedes hacer caso a tu intuición, porque todo tiene que estar demostrado científicamente. Lo queremos controlar todo y acabamos desconectándonos de esta sabiduría interna. Hemos de buscar un equilibrio entre la razón y el corazón, los dos son importantes para hacer una buena labor como médico.

¿Qué consejo daría a los médicos que quieren cambiar algunas cosas y no pueden por la rigidez del sistema?
A veces, no hay que hacer grandes cambios, si no empezar por uno mismo. Y aquí empieza el cambio de verdad, cuando tú cambias, todo lo de alrededor empieza a ser distinto. Yo creo que hasta que no se puedan cambiar muchas cosas a nivel macro, cada uno de nosotros debe empezar a cambiar desde lo micro, con uno mismo, ya sea médico o no médico. Creo que el cambio debe ir por ahí. El primer paso sería cuidarse a uno mismo. Si el médico está en este estado de me cuido, me relajo… todo esto le llega al paciente y probablemente querrá hacer lo mismo.

En sus cursos, al empoderar a los alumnos dando estos conocimientos sobre el propio funcionamiento del cuerpo y la mente humana y la necesidad de tomar las riendas de nuestra salud y bienestar, ¿cómo es la transformación que experimentan las personas?
Después de nueve años haciendo formación, los resultados son súper bonitos. Hay gente que llega a un primer nivel cambiando su forma de comer, o logran dormir sin despertarse ya por la noche, y con esto ganan bienestar. Pero luego hay gente que está mucho más despierta y con muchas ganas de cambiar más cosas, y entonces ves verdaderos renacimientos, verdadero culto a la vida.

Gracias.

@soniamarcamps

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