La revolución del ‘No sé’

Resumen del libro de Antonio Lozano Domènech La sabiduría del no saber. Actualizar los conocimientos que cambiarán nuestra vida, de Editorial Kairós.

Por Sonia Marquès Camps

Antonio Lozano Domènech es doctor en Ciencias Políticas y Sociología, y máster en Dirección y Organización de empresas. Según confiesa, este libro surge de un largo camino que le ha llevado del intelecto al silencio, para procesar una comprensión, que aquí comparte.

Parte del hecho de que el mundo nos sitúa en la tesitura de tener que aceptar que hay ciertas cosas que no podemos ver ni con los instrumentos científicos más avanzados. “Desconocemos el origen y naturaleza del 96% de la realidad física en la que vivimos; bienvenidos al ‘no saber’, bienvenidos a la vida”, asevera el autor. De la misma forma, analiza cómo nuestra percepción y opinión de las cosas no pueden ser objetivas, porque son fruto de la socialización, que configura de forma inconsciente nuestra percepción de la realidad. Más teniendo en cuenta que los seres humanos somos más emocionales que racionales.

Según la doctora Lisa Feldman, prestigiosa catedrática de psicología, a quien cita, vivimos en un continuo realismo afectivo, en el que lo que creemos y sentimos determina lo que vemos. De esta forma, la realidad social se construye a partir de intereses particulares y percepciones subjetivas de lo que nos rodea. Por tanto, la realidad social es arbitraria y manipulable. Y en todo caso, destaca el peso de la educación para explicar de manera adecuada la complejidad, subjetividad y fragilidad de la realidad social. O también cómo la emoción juega un papel trascendental en la motivación para el aprendizaje.

La idea lleva a que en el devenir de la vida de una persona no hay rastro del libre albedrío. Nuestra existencia empieza ya siendo una consecuencia del azar del nacimiento (dónde, cuándo, en qué familia o con qué dones y características…). Y ni tan siquiera los movimientos corporales son fruto del libre albedrío, como recuerda de lo apuntado por la propia Lisa Feldman. Así, dice, “hablando en propiedad, al ego, que supuestamente toma decisiones, no le deberíamos llamar ‘nuestro ego’, ya que apenas hemos participado de forma consciente en su construcción. Lo correcto -añade- sería llamarle ‘el ego adoptado de manera involuntaria’”. Y afirma en este sentido: “Nuestro ego es en realidad el primer fake de nuestra existencia”.

Esto supone aceptar que no somos realmente los protagonistas de nuestra vida o nuestro destino. E invita a reconfigurar nuestra idea de un ser humano como consecuencia y no como causa, para abrirnos al salto evolutivo de individuos a humanos, apostando por el ‘nosotros’. Porque si “conjugamos el nosotros, en lugar del yo, encontraremos que durante la vida y en el momento de la muerte las respuestas cuadran; nosotros como consecuencias recíprocas y no no como sustancias autónomas”.

Entre las distintas aportaciones interesantes del libro hay que destacar la idea de que a lo mejor nuestra misión en la vida no es encontrar respuestas para las que posiblemente nuestro cerebro no está ni diseñado. “Nuestra maravillosa mente es una herramienta imprescindible para regular nuestro cuerpo y hacer posible nuestra logística vital, pero no está diseñada con las capacidades necesarias para poder desentrañar, entre otros muchos misterios, el origen de la vida o la naturaleza del vacío y los campos electromagnéticos, que ya sabemos que conforman el 99,9999999 % de la materia de nuestro cuerpo y toda la realidad que nos rodea”.
“¿Y si, como mucho, solo tenemos que hacernos las preguntas y observar qué nos contesta la vida al respecto?”, asevera Lozano Domènech.

La propuesta, su propuesta, una especie de ‘revolución del No sé’, es asumir, dice, la condición de ignorantes en progreso. Con la parte buena, entre otras cosas, de que “cuando sabemos que no conocemos las respuestas a casi ninguna de las grandes preguntas que nos plantea la existencia y abrazamos el ‘No sé’, tendemos a ser prudentes y a abrirnos a la tolerancia, a la empatía, al sentir, porque ya sabemos que nuestro pensar es un bucle pleno de carencias”.

Sobre el futuro que nos espera, hace aportaciones relacionadas con la idea de que la Inteligencia Artificial (IA) no llegará jamás al campo del puro silencio, que es lo que nos hace singulares y únicos. Y precisamente “La sabiduría del no saber nos lleva de vuelta a nuestra naturaleza real, al vacío y al silencio en los que la vida y nuestra vida son”.

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