Vestir comunica de una manera emocional

Por María Marqués

(Artículo para mujeres)

El filósofo Alejandro Baumgarten definió en el siglo XVI la estética como la ciencia del conocimiento sensible. De acuerdo con la demanda de valores de este momento, la definición se abre paso con total actualidad.

El vestir comunica de manera emocional, y aunque en este oficio de la vestimenta se conviva más cerca de lo material que de la espiritualidad, la necesidad de ligar ética y estética me parece la opción más sensata para tratar la indumentaria como un acto de expresión y de impresión.

De expresión, porque la imagen es un reflejo del acuerdo entre tú y tus valores. De impresión, porque pone a prueba tu capacidad de filtrar todo lo que llega desde fuera

Emprender una carrera exclusiva hacia la belleza hermética es hacerlo muy difícil. Supone derrochar muchos esfuerzos y la posibilidad de verlos convertidos en todo tipo de crisis.

Al fin y al cabo, el aspecto es cuestión de moral, de respeto por la mujer que viniste a ser y de no perder de vista el alma.

A estas alturas, ya se sabe que el objetivo de la moda es eliminar la personalidad y vendernos el eslogan de menos es más en cuestión de carne.

Un éxito superficial que rinde homenaje al mundo masculino y nos aleja de la liberación.

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