‘Amor bajo el espino blanco’: la belleza de un difícil despertar

Por los35milímetros

Se echaba de menos en el cine de Zhang Yimou ese gusto por lo sencillo tan presente en sus primeras obras. con Amor bajo el espino blanco vuelve a sus orígenes y lo hace a través de una historia de amor sutil y sincera.

En sus últimos títulos el espectáculo había conseguido solapar la dimensión más humana de las historias, dejando paso a un cine épico lleno malabarismos  con el que, a pesar de su sobrecogedora belleza, llegaba a resultar complicado conectar (sirvan como ejemplo La casa de las dagas voladoras, 2004, o La maldición de la flor dorada, 2006). Pues bien, con Amor bajo el espino blanco, estrenada en España dos años después de su aterrizaje en las pantallas chinas, Yimou vuelve a sus orígenes, y lo hace a través de una historia de amor sutil y sincera, con una carga histórico política que resulta llamativa proviniendo de un país en el que la más mínima crítica al sistema suele ser acogida con poco entusiasmo.

Corren los primeros años de la Revolución Cultural y Jin, una joven de ciudad, viaja a una pequeña aldea para empezar su proceso de reeducación. Allí descubre los placeres de la vida rural, que la cámara de Yimou captura con una delicadeza y una sabiduría propias de un maestro, y conoce a Sun, un campesino del que no tarda en enamorarse. Las duras exigencias del sistema, las férreas creencias familiares y la presión que obliga a la joven a no salirse ni un milímetro del camino marcado convierten a este romance en un tortuoso camino en el que los dos enamorados lo tienen difícil para dar rienda suelta a sus sentimientos y disfrutar.

Son los momentos de intimidad de la pareja los que hacen que la cinta tome altura, las soberbias interpretaciones de los protagonistas (los desconocidos Dongyu Zhou y Shawn Dou) y la exquisitez con la que Yimou retrata todo lo que ocurre a su alrededor impregnan el metraje de una atmósfera delicada pero a la vez asfixiante. Los rígidos esquemas de una sociedad en construcción y las ansias de libertad para amar de los dos jóvenes se cruzan sin llegar a explotar. Los sentimientos aquí no entienden de pasiones desatadas, se demuestran con pequeños gestos, con miradas eternas y con lágrimas más duras e hirientes que cualquier piedra.

A través de los elementos más pequeños e íntimos, Yimou consigue entretejer el retrato de una época, la historia de los dos protagonistas es en realidad la historia de toda una sociedad temerosa ante los cambios, incapaz de vencer el miedo para ser lo que realmente quiere ser y asfixiada por el estricto control al que se ve sometida. Mientras los dos protagonista de Amor bajo el espino blanco despiertan al amor, la sociedad china despierta a una nueva era, un tiempo de cambios en el que la ilusión poco tiene que hacer ante el miedo y la incertidumbre. Aunque para algunos la historia de amor pueda resultar un tanto relamida, la honestidad con la que se trata y la apabullante fuerza con la que la cámara capta los momentos más aparentemente insignificantes harán que muchos otros disfruten de esta hermosa película.

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