Entrevista a Ana María Matute

Por Sónia Marquès Camps 

Ana María Matute (87 años), nos recibe con aires de la niña que fue. Pero con el aplomo de autora literaria, el que confiera su inmensa obra literaria… Nos recibe en su casa y nos regala una mirada atenta y su predisposición a regalarnos todas las respuestas; como si fuera lo importante las preguntas y las respuestas en esta entrevista… Nos bastaba compartir un rato mágico con ella; sentirnos cerca de su esencia personal, pensamientos y sentimientos. Nos dice: “tienen que ir a parar a algún lado seguro cuando todo acaba”. Como si no supiera que su esencia ya no puede acabar nunca, porque está en todos sus cuentos y novelas.

 

Fotos Raquel G. Ulldemolins.
Fotos Raquel G. Ulldemolins.

 

Con Solo un pie descalzo y El saltamontes verde, cuentos infantiles reeditados por Destino, iniciamos un viaje desordenado por su vida y literatura.

¿Gabriela, la niña de Solo un pie descalzo, se sumerge en el mundo de la fantasía como refugio de su tristeza y soledad. ¿Tiene muchas cosas suyas?
Yo también perdí un zapato. Hay mucho de la niña que fui, sí.

[Y ojeamos el cuento y las ilustraciones de Albert Asensio que incorpora este cuento, que son, dice, como pinceladas que invitan al niño a imaginar].
“Ahora, los cuentos, con esto de lo político correcto, impiden que los niños vean la vida cómo es. Los niños tienen que aprender a vivir tal cómo es la vida”.

[Nos habla después del género; de cuentos de bosques medievales, de hadas, de duendes (“Que en verdad existen”, dice con sonrisa pícara); de autores, de ilustraciones, de recopilaciones... Poniendo de manifiesto un gran conocimiento].

¿No se ha perdido, verdad, la niña que fue?
Pero se paga caro guardar la niña dentro. A veces te hace sentir muy sola. Pero, bueno, cada uno es como es. Pero, qué bien ser así, porque te permite disfrutar las cosas de una determinada manera.
Para mí, el mundo está hecho de pequeñas cositas, y no de grandes batallas; de pequeñas satisfacciones y pequeños placeres, que forman parte de la felicidad de la vida.

¿Se puede definir toda una vida a partir de una emoción?
La que da la creación. Lo mismo teniendo un hijo que escribiendo un libro o pintando un cuadro. Yo necesito crear desde niña. Empecé pintando y escribiendo desde muy pequeña; inventando.

Con Olvidado rey Gudú consiguió entrar en el corazón de miles de lectores.
Cuando se publicó, la gente estaba un poco sedienta de este tipo de libros. En España, sorprendía mucho antes este tipo de literatura. A la gente le costaba decir abiertamente que le gustaba el mundo de la fabulación, el mundo de los duendes. Fue un libro diferente, sí.


El libro que narra la historia de las emociones humanas, se ha dicho.
Es el libro que siempre quería escribir, desde niña. Condensa todo lo que yo había sentido y leído, y es un homenaje a H. C. Andersen y a autores que han hecho tanto por los cuentos. Aquí tenemos uno estupendo, Antonio Rodríguez Almodóvar, a quien yo llamo el tercer Hermano Grimm.

Ilustración de Albert Asensio en el cuento Solo un pie descalzo (Destino).

 

¿Podría hacer una invitación a soñar?
No se puede enseñar a soñar, y tampoco se puede enseñar a creer. Tiene que salir de uno. De la misma forma que no se puede enseñar a sentir. Se puede enseñar a pensar, pero no a sentir.

¿Sigue teniendo historias y sigue escribiendo todavía?
Tengo una historia que estoy escribiendo ahora y que he tenido que parar ahora por molestias de salud. Pero es un secreto, porque si la cuento igual después ya no me apetece escribirla.

Habíamos respirado la esencia Ana María Matute nada más entrar. La alegría de la fantasía y de los sueños, en paralelo a la tristeza que transpira su obra, y que conecta con la tristeza universal. Despiertan emociones fuertes sus cuentos, sus novelas; sus palabras, las escritas y las habladas.

Nota: En la imagen que Ana María Matute sonriente sostiene una revista, aparece una entrevista que 12 años atrás tuvimos ya la suerte de hacerle quienes firmamos esto. En las fotos de esta antigua entrevista ella aparece con dos de sus perros que la acompañaron durante un tiempo en su vida. Los reconoció y se emocionó.

Gracias, Raquel G. Ulldemolins, por tu apoyo, siempre.
@soniamarcamps

Fotos Raquel G. Ulldemolins

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