Mindfulness, salud y cerebro

Por Georgina Vinyes

La sociedad actual nos presiona a hacer varias cosas al mismo tiempo (multitasking), a poner el piloto automático, a no estar presentes conscientemente en nuestras vidas, a no escuchar nuestro cuerpo…

Los medios de comunicación y la publicidad, en parte, nos fuerzan a compararnos con otros, con modelos impuestos, y a intoxicarnos con autocríticas. Vivimos estresados por la incertidumbre ante la velocidad de los cambios sociales y tecnológicos. Nos pasamos tanto tiempo recreándonos en dudas y culpas de nuestro pasado o anticipando ansiosamente nuestro futuro que nos olvidamos de vivir aquí y ahora.

El concepto psicológico mindfulness consiste en centrar la atención conscientemente en el momento presente, aceptando pensamientos y emociones, sin emitir juicios sobre estos. Muchas personas tienen tendencia a la rumiación de pensamientos, que sería recrearse compulsivamente en emociones y experiencias negativas del pasado, y en la preocupación que sería anticipar potenciales experiencias y sentimientos negativos futuros. Tanto la rumiación de pensamientos como la preocupación son raíz de problemas de ansiedad y depresión.

© Alexandr Mitiuc. Fotolia
© Alexandr Mitiuc. Fotolia

La técnica del mindfulness o conciencia plena proviene de la meditación budista, y se popularizó en Occidente a través de una clínica fundada en Massachusetts a principios de los años 80 por Jon Kabat-Zinn . El programa Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR) ha demostrado su efectividad en condiciones médicas diversas. En la década de los 90, nace la terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT), que combina la MBSR con terapia cognitiva conductual para especializarse en el tratamiento de la depresión recurrente.

Mediante un buen entrenamiento mindfulness podemos aprender a respirar, a relajarnos, a ser conscientes de la tendencia a dar vueltas a los pensamientos y a preocuparnos. Permite identificar las situaciones y emociones implicadas, distanciarnos de ellas para coger perspectiva y analizar puntos positivos y negativos; tomar consciencia y aceptar estas emociones sin culpas ni juicios negativos. Con unas o 10-15 horas de entreno se puede enseñar al sistema nervioso a funcionar de una manera distinta para promover un cambio de vida y actitud que mejoraren nuestra calidad de vida.

Aparte de mejorar la ansiedad y la depresión, el mindfulness puede:

Y todo ello, sin efectos secundarios adversos. Cada vez hay más estudios científicos demostrando los efectos beneficiosos del mindfulness en la salud de las personas.  Asimismo, van aumentando los ámbitos donde se aplica: escuelas, empresas, hospitales, prisiones…

Si tenemos en cuenta que el estrés y la ansiedad son los desencadenantes y/o grandes causas de la mayoría de enfermedades, las aplicaciones potenciales del mindfulness son interminables: enfermedades cardiovasculares, trastornos de la alimentación, problemas de piel, insomnio, dolor crónico, adicciones, problemas digestivos, asma…

Finalmente, lo más importante: establecer un habito de meditación consciente puede prevenir la gran mayoría de problemas de salud asociados a la ansiedad, promover el crecimiento personal, reducir la medicación, aumentar el bienestar propio y minimizar los conflictos con personas próximas. Y quizás, así, promover una sociedad más justa y consciente.

www.georginavinyes.cat

@georginavinyes

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