Entrevista al profesor de Comunicación y Humanidades Joan Elías, para tiempos de confinamiento.

Por Sonia Marquès Camps

Joan Elías es profesor de EADA (Escuela de Alta administración y Dirección) de Barcelona y DEA en Comunicación y Humanidades, investigando desde este ámbito en torno a la confianza. Ha sido director de Relaciones Públicas y Promoción en la empresa Martini y en los Juegos Olímpicos de Barcelona del 92 y también director de Comunicación y Atención al Usuario en el Institut Català de la Salut. Desde hace unos años, participa en un proyecto a partir de la experiencia vital del deportista del motor Isidre Esteve, trabajando a partir del accidente que le dejó en silla de ruedas sobre las fases de la adversidad y la acción que le ha permitido la superación. La intervención de Joan Elías permite trasladar las experiencias de Isidre Esteve a la vida cotidina. “Cómo ganar la carrera de tus sueños” es el nombre de la conferencia, cargada de valores, con la que han llegado ya a 10.000 asistentes. Culminará en un libro que está a punto de publicarse y cuyo contenido puede perfectamente extrapolarse a la situación que estamos viviendo con la crisis de covid-19.

¿Qué tipo de comunicación necesitamos ahora los ciudadanos?
Una comunicación muy sincera y que nos ayudara a gestionar nuestros miedos y preocupaciones.

¿Cabe esperarla desde la política?
Es bastante difícil que este tipo de comunicación suceda, porque no hay políticos científicos, hay políticos de partido.

¿Cómo ha afectado el confinamiento a la comunicación interpersonal?
No nos intercomunicamos de la misma manera, está claro. Las tecnologías están ayudando a ocupar el espacio que ha dejado la distancia personal. Y tengo la sensación de que cuando todo esto pase, la gente va apreciar mucho más la comunicación interpersonal, que va a ser más intensa, más sincera, más empática y más amorosa.

¿El confinamiento invita en su condición de experto en comunicación y humanidades a reflexionar en torno a lo que está sucediendo?
Creo que los profesores debemos ser capaces de generar documentos que ayuden al futuro, para reflexionar sobre lo que ahora estamos viviendo. En el fondo, la función de toda ciencia, sea cual sea, es investigar, teorizar y llegar a algunas conclusiones. Profesionalmente, estoy vinculado desde hace tiempo al tema de cómo superar las adversidades junto al piloto de motocicletas Isidre Esteve, quien hace 12 años sufrió un accidente, y ahora, en silla ruedas, vuelve a competir en el Rally Dakar. Realizamos una conferencia donde él interviene explicando su experiencia y yo detrás hago una teorización sobre las acciones que llevan a la superación.

¿Se podría extrapolar a lo que ahora sufrimos?
El texto se vehicula a partir de una metáfora sobre el mundo del motor, donde la vida sería una carrera efectuada en el circuito vital. En él, transcurre la vida cotidiana en seis etapas. Todas ellas tienen sus tramos y significan los apoyos necesarios para superarlas. Carrera, circuito, etapas, tramos, motor, piloto, trascienden su significado y tienen un doble mensaje. Vienen a representar la vida, el trazado vital, la situación personal, los recursos, habilidades y valores. Se puede extrapolar perfectamente a lo que ahora estamos viviendo, porque en todas las adversidades se suceden las mismas fases, y cada una de ellas requiere de una serie de acciones para la superación. Errores, enfermedades, accidentes y maldades serían los cuatro tipo de adversidades. Cuando suceden, inmediatamente aparece el pánico, que es lo que ahora estamos viendo.

¿Estamos en plena etapa de pánico?
El hecho de estar encerrados nos da una visión clara de que estamos en el pánico. No hay medicamento, ni vacuna, el sistema sanitario está tensionado, etc. La etapa de pánico no ha pasado todavía, y no podemos entrar en la siguiente fase, que sería el proceso de superación.

¿Y qué acciones hay que tomar aquí?
Recuperar la serenidad en la medida de lo posible, aunque sea un poco cada día. El pánico provoca una especie de marea de sentimientos, pero conviene ir recuperando el control de nuestro cerebro, de nuestro día a día. Al tramo del pánico le sigue el tramo de la comunicación inteligente, que nos sirve para explicar lo que nos pasa, buscar el apoyo de nuestro entorno o relacionarnos con los que amamos. Ahora es el momento de evitar las formas absurdas o idiotas. Y esta comunicación pasaría muchas veces incluso por estar callados.

“La comunicación inteligente, que nos sirve para explicar los que nos pasa, buscar el apoyo de nuestro entorno y relacionarnos con los que amamos sirve para superar las adversidades”

¿Hay una responsabilidad personal en la forma cómo nos comunicamos?
Estoy en contra de la comunicación positiva como norma general; “no pasará nada”, “todo se arreglará”, “hay luz al final del túnel”… Creo que deberíamos superar estas frases. Es comunicación, pero no me parece inteligente. Está bien tenerlas como un recurso de salida en un momento determinado, pero hay que ir un poco más allá. El optimismo básico está bien, pero solo permite ver la parte de la botella que este llena, dando la espalda a lo que está pasando o a los sentimientos negativos que podamos tener. Cuando nos comunicamos, cuando hablamos con los demás, limpiamos nuestras atmósferas. La comunicación es como un programa de lavado de una lavadora, la ropa sucia sale limpia tras comunicarnos.

“Estoy en contra de la comunicación positiva como norma general; no pasará nada, todo se arreglará, hay luz al final del túnel… Creo que deberíamos superar estas frases. Es un recurso, pero no me parece comunicación inteligente”

Es un proceso muy necesario en los humanos.
Hablar equivale a quitarse pesos de encima. Por eso, ni hay que esconder el miedo o los sentimientos que tenemos ante esta situación, ni decir que todo es maravilloso. Porque las adversidades nunca son maravillosas.

¿Qué consejo nos das para este tiempo de confinamiento?
Cuando tengas una adversidad, no te mates a preguntas, mátate a proyectos. Mi consejo sería ponerse en acción dentro de casa, en la medida de lo posible, y retomar aquellas ideas y proyectos antiguos, desenpolvarlos; tocar el piano, escribir poesía… Es un buen momento para empezar a pensar en los sueños postergados, porque estos sueños postergados son una llama de vida en todo esto. Ahora es el momento de esperar activamente.

¿Superaremos este momento?
Confiemos en la ciencia y en la gente que está investigando. Porque estoy seguro de que sacarán este reto adelante.