Teatro que hace crecer la inteligencia emocional de los niños
El teatro puede mejorar la inteligencia emocional de los niños. Lo está llevando en práctica el centro de psicología familiar Arantxa Coca, en Barcelona, junto a la profesora de artes escénicas M. Àngels Largo, en niños que aprenden a detectar cómo se sienten, a expresarlo y mejorar estados como la timidez, los miedos o la falta de atención.
Sesiones de teatro, con expresión corporal y verbal, movimiento o juegos que mejoran la atención y la escucha en los niños. Para aprender a sentirse más libres cuando hablan y a prestar más atención a sus emociones, a lo que les ocurre, a cómo se sienten. Y a expresarlas. Algo muy importantes para una buena salud emocional, en palabras de la psicopedagoga Arantxa Coca, quien tuvo la iniciativa de ofrecer sesiones de teatro a sus pacientes más jóvenes como un complemento a su terapia.
Otros niños acuden a estas sesiones sin presentar un cuadro clínico definido, y como una forma de diversión que les hace sentirse mejor consigo mismos o en sus relaciones con sus compañeros o amigos. Niños y niñas que van aprendiendo a superar su timidez o a saber mejor qué les ocurre a partir de la representación de personajes, o partir de juegos en los que tienen que poner a prueba su capacidad de concentración o de atención.
Nos ha gustado que nos invitaran a ver cómo es este trabajo en el aula. Y nos ha encantado especialmente el rato dedicado a la lectura de los cuentos para sentir y para educar las emociones con el que acaba la sesión. Aquí, con los ojos cerrados, toda la atención está puesta en una historia del libro, escrito por la psicóloga Begoña Ibarrola. Cada cuento tiene una emoción como protagonista, y después, cada niño expresa lo que significa para él y su manera de interiorizarla o de vivirla.
La profesora M Àngels Largo hasta ahora se había dedicado a enseñar teatro a adultos, y especialmente, a la escenificación de la obra de Shakespeare. Cuando la psicopedagoga Arantxa Coca le propuso estas sesiones en su propio centro, no dudó en hacer esta incursión profesional en el ámbito infantil. Y se siente satisfecha por el trabajo realizado. ¡Niños con una buena inteligencia emocional serán adultos más sanos, sin duda!